sábado, 23 de octubre de 2010

Geishas en Tokyo

Pensaba que en Tokyo no había geishas, que eso era cosa de Kyoto y otras zonas. Pues me equivocaba. Hace poco he descubierto que en Tokyo también hay un distrito de geishas, y que en el siglo XXI siguen existiendo.


Esta profesión tiene muchos siglos de historia en Japón. Las geishas son artistas que practican diferentes disciplinas como el canto, baile, ceremonia del té... y que entretienen a los clientes en restaurantes o casas de té. El entrenamiento de una geisha empieza desde muy joven y es muy exigente, por eso actualmente cada vez hay menos. Hace poco conocí a una chica que estuvo varios años trabajando como geisha: bailaba, cantaba y hacía malabares. Pero parece que el entrenamiento y el estilo de vida eran tan estrictos que lo acabó dejando.
Con mi amiga Mio hicimos una visita en rickshaw al distrito de las geishas en Asakusa. En Japón los conductores de rickshaw no van con bici sino a pie. En nuestro caso era una conductora, y estaba muy en forma porque nos explicó que solo el carro pesa 80 kg. También nos hizo de guía y nos contó algunos secretos de la zona. 


En el barrio de Asakusa trabajan actualmente unas 40 geishas. La más joven aun no ha cumplido los 20 años. El edificio de la foto es la asociación que regula los contratos de las geishas con los restaurantes. 


Cenar con una geisha cuesta unos 500€ por persona, se trata de restaurantes de lujo que se encuentran en este barrio, y nuestra conductora nos explicó que solía llevar con rickshaw a famosos a estos restaurantes.
Mientras hablábamos cruzaron delante de nosotras dos geishas, pero son tan discretas y rápidas que cuando nos dimos cuenta ya estaban lejos.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Okyo Maruyama

Ayer fui a ver una exposición de Okyo Maruyama, y me encantó, no podía despegar la vista de los cuadros.  



Okyo Maruyama fue un importante pintor del siglo XVIII en Kyoto. Una de sus principales características en que solía pintar la naturaleza de forma realista y retrataba a la gente corriente, influenciado por artistas europeos. Por eso fue muy criticado en la época, no le interesaba tanto las imágenes espirituales como la vida cotidiana de la ciudad. Un innovador en un Japón siempre demasiado conservador. 


Muchos de los cuadros están pintados sobre puertas y biombos dorados, que formaban parte de casas de la nobleza y templos. Algunos de los murales son espectacularmente grandes.


El punto débil de la exposición es que las salas tenían una iluminación muy débil y te dejabas la vista mirando los cuadros. Una pena.


sábado, 16 de octubre de 2010

Paseando por el antiguo Tokyo

Pocas zonas de Tokyo son tan antiguas como Yanaka. Los bombardeos y terremotos han hecho que el siglo XX forzase a esta ciudad a reconstruirse. Pero algunos barrios aun se conservan igual que hace un siglo, y en el caso de Yanaka no sólo los edificios, también el estilo de vida. Cuando paseas por este barrio te da la sensación de haber salido de la ciudad y estar en un pequeño pueblo. Aun se mantienen oficios tradicionales y tiendas especializadas: en café, arroz, kimonos...

Tienda de geta (sandalia tradicional japonesa)
Tienda de papel de origami
Boniatos asados


Antiguo pasaje con tejado de madera 

 


Además es el barrio con mayor concentración de templos de Tokyo, y con un enorme cementerio, donde están enterradas importantes personalidades de Japón.

Templo Tenno-ji
Cementerio de Yanaka


martes, 12 de octubre de 2010

Vuelta ciclista a Tokyo




Ayer era festivo en Japón y después de unos días de lluvia hizo muy buen tiempo. El día ideal para salir en bici y ver Tokyo desde otra perspectiva. Con unos amigos decidimos hacer un recorrido en bici, sin prisa pero sin pausa. 


Salimos desde Gotanda, donde todos vivimos, y fuimos siguiendo el río Meguro, pasando por Osaki y Shinagawa hasta llegar a la bahía de Tokyo. En Shinagawa recorrimos una zona muy agradable para ir en bici y con pocos coches, lo curioso de esta zona es que antes no existía. Los japoneses lo construyeron encima del mar para ganar espacio, el terreno es artificial. Descansamos cerca del aeropuerto de Haneda, donde puedes ver los aviones volando muy bajo, justo encima de tu cabeza.


Cruzamos puentes, carreteras, barrios, paramos a rezar en un templo... 




Y llegamos al mercado de Tsukiji, la lonja de pescado, donde vimos como cortaban un atún gigante con cuchillos de más de un metro. Impresionante.



En Tsukishima paramos a comer. En esta zona hay una calle llena de restaurantes especializados en "monja", una comida muy típica pero que nunca había probado. La pinta es bastante desagradable pero está muy bueno. Se trata de un caldo de miso con fideos, verduras y marisco que se prepara uno mismo a la plancha. Todas las mesas tienen una plancha incorporada. 


Después de comer, de vuelta, recorrimos Ginza y pronto llegamos a Gotanda. Al final del día estaba agotada y es que en total hicimos nada menos que 34 km!


Una experiencia muy recomendable, otra forma de ver Tokyo.

martes, 5 de octubre de 2010

Washi, el papel japonés


En el barrio de Mitsukoshimae se encuentra la tienda Ozuwashi, donde puedes probar en primera persona cómo se hace el washi, el papel tradicional japonés. Ésta es una tienda-museo de papel que lleva en el mismo sitio desde el año 1653.  O sea que ya tienen bastante experiencia en esto del washi.
La semana pasada fuimos con la escuela a experimentar cómo se hace el papel, y no se nos dió tan mal.



A partir de las ramas de un árbol, después de cocinarse y secarse, se obtiene una pasta, que mezclada con agua y un líquido viscoso llamado tororo-aoi, es la base para fabricar el papel.




Es un proceso totalmente manual que, como todo en Japón, tiene su ritual. Hay que repetir el movimiento del molde llamado sugeta un número exacto de veces, ni una más ni una menos, hay que utilizar la mano derecha para una cosa y la izquierda para otra, hay que girar el molde en el sentido de las agujas del reloj...





El washi es un material muy resistente, mucho más que cualquier otro papel. Nos dijeron que podía durar hasta mil años.



Se usa como papel de alta calidad, y también para lámparas y puertas correderas en casas tradicionales japonesas. En el pasado se usó también para hacer ropa y otros objetos de la vida cotidiana.


Y al final de la jornada, éste fue el resultado:


sábado, 2 de octubre de 2010

Shibusashirazu Orchestra


Detrás de este nombre tan complicado, Shibusashirazu Orchestra, hay una banda de jazz muy poco convencional. Una mezcla entre free jazz y brass band, acompañada de un montón de personajes extraños, que se formó en 1989. Cada concierto es una fiesta, y esta banda es ya habitual tanto en festivales de rock, como el Fuji Rock Festival, como en festivales de jazz internacionales, este año por ejemplo en el Festival de Jazz de San Sebastián.


Imaginaos el concierto más loco en el que hayáis estado y después imaginaos ese concierto hecho por japoneses. El director de la orquesta tiene pinta de acabarse de levantar y no para de fumar y beber, como si estuviese en un bar. El frontman lleva tanga rojo y yukata. Bailarines de Butoh (un tipo de danza contemporánea japonesa), conejitos con pinta de mafiosos, un pintor pintado un cuadro durante el concierto... El escenario se convierte en una fiesta de disfraces y saltimbanquis.



Hace unas semanas tocaron en el Hibiya Open Air Concert Hall, en Tokyo. Un escenario al aire libre en el parque de Hibiya, rodeado de árboles. Un sitio muy tranquilo hasta que empezó el concierto. Eran las 16h y el sol aun caía con fuerza. La gente empezó a sentarse en sus asientos pero enseguida todo el mundo acabó bailando.


A la orquesta la acompañaban artistas invitados: cantantes melódicos, raperos, más bailarines, más músicos. Había momentos en que en el escenario llegaba a haber más de 50 personas.


Y así hasta las 20h. Nada menos que 4 horas de concierto, con momentos más álgidos y otros más aburridos, pero con final apoteósico. Todo el mundo esperaba esta canción: